by Maria Alejandra Escalante
No recuerdo la última vez que Colombia, como delegación representativa, tuvo un papel significativo en algún encuentro de negociaciones intergubernamentales en la Organización de las Naciones Unidas (ONU). Colombia, país denominado como en `vía de desarrollo` (en muchos aspectos un término cierto dadas las condiciones de vida de la mayoría de la población), ha hecho parte del amplio grupo G77 desde la creación de esta institución internacional. Vale admitir que el G77, incluso sabiendo que incluye el número más grande de países miembros dentro de la ONU, tiene un poder de decisión inferior y limitado frente a lo que la Unión Europea o los Estados Unidos quieran demandar, ceder y acceder dentro de este marco institucional; esto no es un secreto, tal vez sea una de las grandes fallas de este sistema.
Mi memoria falla, mi conocimiento no es absoluto y quizás sea tiempo de admitir, también, que para el esperado Rio+20, la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Desarrollo Sostenible, la posición de Colombia ha sido inusualmente participativa y propositiva a nivel internacional y nacional. Tanto así que escuchar hablar sobre los procesos y preparaciones a Alicia Lozano, miembra de la delegación oficial en la Conferencia, genera un incipiente dejo de orgullo en el aire. Es un orgullo que se basa en dos hechos: saber que el gobierno colombiano se ha preocupado y ha analizado los problemas más cruciales que amenazan a la existencia del planeta Tierra y sus miles de organismos vivientes que lo habitan (esto es inusual, repito. Muchas veces los problemas internos son tan demandantes que queda poco tiempo y pocos recursos para concentrarse en hazañas más intrincadas), y tener en cuenta que su propuesta puede ser el único resultado tangible de la Cumbre de la Tierra 2012, lo que sería una pequeña victoria para todos los involucrados en el proceso en diferentes niveles.
En Febrero de 2011 Colombia propuso incluir dentro de la agenda de negociaciones para Rio los Objetivos del Desarrollo Sostenible (ODS). No ha sido fácil convencer a los delegados que aparte de los dos temas decididos a discutir, la economía verde en el contexto de la erradicación de pobreza y desarrollo sostenible y el marco institucional global para el medio ambiente, es de gran relevancia plantear con claridad cuáles son las tan esperadas metas de esta conferencia. Estas negociaciones son exhaustivas (que lo confirmen mis amigos que han asistido a varias) y proponer más puntos por los cuales discutir no es bien recibido. A mi me cuesta trabajo convencerme de que la creación de otro texto más largo, complejo y repetitivo puede ser más efectivo que reforzar los principios y tratados que ya se han construido en el pasado, como los Obejtivos de Desarrollo del Milenio, los Principios de Rio o Agenda 21. A esto, Alicia Lozano responde ¨Despues de 20 años hay que reavivar el compromiso politico. Es importante porque materiliza la postura de Colombia frente al desarrollo sostenible¨; y si esto es cierto, y si gracias a la producción de los ODS los colombianos van a tener una fuente legítima en la cual basarse para exigir del gobierno dichos compromisos, entonces esta propuesta puede ser válida para Colombia y para el resto de naciones que la secundan.
Ahora mismo los ODS hacen parte del borrador del Futuro que Queremos gracias al apoyo de gobiernos como el de Perú y Emiratos Árabes, entre otros, y se encuentran en la Sección V – Marco de Acción y Seguimiento del mismo. Los ODS tienen la virtud de realmente integrar los tres principios por los que camina el desarrollo sostenible: social, económico y ambiental. Son objetivos que deberán ser aplicados universalmente, aunque serán adaptables a las circuntancias particulares. Por ende, son objetivos que se deberán implementar a nivel nacional y regional para que así se acelere la ejecución de las acciones necesarias para alcanzarlos. Son complementarios a los Objetivos del Milenio y comparten la característica con éstos de no ser ataduras legales para los gobiernos. La erradicación de la pobreza es la meta fundamental en la que se enfocan y contribuyen todos los ODS.
A nivel nacional y como marco de preparación para Rio+20, el Ministerio de Ambiente y Desarrollo Sostenible, el Ministerio de Relaciones Exteriores y el Departamento Nacional de Planeación crearon una plataforma de participación junto con el sector privado y la sociedad civil para construir los planteamientos básicos de los ODS.
Esta iniciativa surgió apartir de un análisis crítico de la situación socioeconómica y ambiental de Colombia principalmente, y del mundo en segundo lugar. Al ver las cifras de deforestación, de crecimiento de población y de migración a las ciudades en términos globales, hechos clarividentes de una pronta destrucción, el Ministerio de Ambiente se preocupó, por fin, por los efectos directos en Colombia. A pesar de que el territorio colombiano es privilegiado por su alta biodiversidad, sus numerosas fuentes hídricas y su multiculturalismo (comunidades indígenas y afrocolombianas, por ejemplo), ¨tenemos una alta riqueza mal manejada¨ dice Alejandra Torres por parte de la Cancillería y el Ministerio de Ambiente. Y esto, el no saber organizar un país para que aproveche lo más sosteniblemente posible sus recursos, trae amenazas como la desertificación y el descongelamiento de los nevados, entre muchos otros problemas.
Teniendo esta visión sobre la posición de Colombia ante el deterioro de la naturaleza a nivel global, el gobierno decidió unir fuerzas para crear e impulsar los ODS en Rio+20. Se convocaron talleres y eventos en universidades y entidades privadas para hablar específicamente de temas relevantes a Rio+20 como la economía verde o las aplicaciones del acordado Protocolo de Montreal.
Los ODS se refieren puntualmente a temas relevantes dentro del marco de un desarrollo sostenible. Se habla, entre otros puntos clave, de seguridad alimenticia, mas no de autonomía alimenticia. De gestionar integralmente el acceso y el consumo de agua para evitar el completo deterioro de los recursos hídricos. De asegurar que la población esté proveída de energía limpia. De elevar el nivel de vida en las ciudades sin comprometer la estabilidad del ambiente. De modificar los patrones exageradamente consumistas e insostenibles de producción y consumo,
Sobre esta base se desarrollaron propuestas y preguntas que giran alrededor de la energía sostenible, los oceános, la seguridad alimenticia y el agua como derecho humano. Así se construyeron los ODS que propuso Colombia ante las demás naciones miembros de la ONU. Los aportes de la sociedad civil fueron esenciales lo cual, para mi, eleva el valor de este documento que al ser escrito ha tenido en cuenta la condición de aquellos más vulnerables y más propensos a ser afectados por las decisiones (o la falta de ellas) que se tomen en Rio.
Colombia se ha movido dentro del juego diplómatico internacional hasta el momento, sin embargo las expectativas de la delegación sobre la conferencia son bajas. Se cree que los resultados de la conferencia en general serán insuficientes para la gravedad de la condición del planeta hoy en día y que el compromiso político será leve, como siempre, para llegar a un verdadero desarrollo sostenible. Por esto, Colombia invierte sus energías en sacar adelante los ODS, para que éstos sean escuchados por los países desarrollados que se niegan a darle un apoyo incondicional y transparente al desarrollo sostenible. Claramente no es una labor fácil para un país que no tiene los recursos financieros para apoyar económicamente esta propuesta, si es que se requiriera, pero al menos la voluntad existe.
Una vez termine Rio+20 se piensa recolectar los resultados (precarios o no) tanto de la cumbre de la sociedad civil que ha empezado el pasado 10 de junio, como de la conferencia como tal. Se planea hablar con alcaldes y gobernadores para implementar estos resultados lo antes posible a nivel nacional.
Ver activa a la delegación colombiana en el ámbito político internacional es sorprendente. Ahora, a mi aún me quedan dudas e interrogantes. ¿cómo serán los ODS llevados acabo si los Objetivos de Desarrollo del Milenio, por ejemplo, están lejos de ser alcanzados? y ¿cómo hará un país de escazos recursos económicos para implementar dichos resultados sin el posible apoyo de la comunidad internacional que parece enredarse cada vez más en sus propias contradicciones y relegar el hecho de que países como Colombia sí necesitan más que palabras de apoyo para salir adelante? De las pocas esperanzas que guardo es que la delegación colombiana no se conforme con lo que ha logrado hasta ahora, porque es el conformismo, casi enfermizo, el que nos ha tenido estancados por tanto tiempo.
*Nota 1: entre el 6 y 9 de junio se celebró la Feria Internacional del Medio Ambiente en Bogotá. Allí fue donde tuve la oportunidad de escuchar a Alicia Lozano y Alejandra Torres, las dos parte de la delegación colombiana en Rio+20, en un foro abierto acerca de este evento.
*Nota 2: al final del foro, Luis, un estudiante líder de la delegación colombiana bajo el Grupo Mayoritario de Niños y Jóvenes que estaba listo para asistir a Rio+20, reveló la falta de apoyo por parte del Ministerio de Ambiente y Desarrollo Sostenible incluso después de varias cartas de comunicación. Probablemente no habrá delegación colombiana de jóvenes en Rio+20 por fatla de financiación. Las contradicciones de este país a veces son exasperantes.
*Nota 3: los Objetivos de Desarrollo Sostenible para Rio+20 pueden encontrarse directamente en la página del Ministerio de Ambiente y Desarrollo Sostenible de Colombia – http://www.minambiente.gov.co/documentos/DocumentosInstitucional/rio_20/150512_propuesta_colombia_emiratos.pdf.