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Too bad no one really wanted sustainable development
¿Si un barco se hunde es porque todos están del mismo lado? Siempre hay algo más
escrito por Anyuri Betegón
El barco que todos habíamos abordado hace un año camino a Rio+20 giraba en círculos y al final durante el último mes tomaba posiciones definitivas en diferentes direcciones. Brasil tomó el mando del barco luego del PrepCom III (durante los días de los diálogos), presentando al final una dirección que para muchos fue un balde agua fría.
En las negociaciones sobre los mares y océanos al principio de esta conferencia (como en otros cuartos de negociación) se mostraban incapaces de avanzar en cuanto a los acuerdos y compromisos necesarios para la aplicación efectiva de éstos en el futuro cercano.
Las organizaciones no gubernamentales presentaron en uno de sus eventos paralelos a las negociaciones, un número de propuestas para empezar a trabajar y tratar temas importantes, sin embargo ellos decían no haber sido escuchados y se quejaban de que mientras ellos llevaban a cabo su evento paralelo los políticos tomaban decisiones sin considerar sus sugerencias.
Los párrafos más debatidos fueron principalmente los párrafos 162,163, 169 y los párrafos en donde se hablaba sobre la ratificación de la UNCLOS (el cual fue eliminado por completo), y las áreas fuera de la jurisdicción nacional.
En el documento final de esta conferencia en la sección de océanos y mares se establecen compromisos claros y contundentes para enfrentar los problemas relacionados con la protección de las áreas fuera de la jurisdicción nacional, la contaminación por plástico, especies invasoras, entre otros temas. Cabe destacar que esta sección es una de las más largas (comparada con otras áreas tratadas en la sección del marco para la acción y el seguimiento, específicamente esferas temáticas y cuestiones intersectoriales); lo que no la hace ni la mejor ni la peor.
Según el consenso general este documento político ha fallado y no merece ser llamado exitoso (hecho demostrado en las acciones lideradas por los jóvenes dentro de Río Centro y fuera del área de la ONU). Este mismo sentir se escuchaba dentro de las salas en las palabras de un delegado “este documento es muy largo para fallar y demasiado incoherente para ser aceptado.”
Dentro del círculo político del G77 había claras divisiones y al final los países más pobres y las islas salieron perdiendo, puesto que la falta de compromisos requeridos para la capacidad de construcción, la transferencia de tecnología, financiamiento, entre otros, hicieron de este documento, un documento lleno de palabras sin acciones concretas de cómo implementar los acuerdos en el documento.
En todo caso habían differentes perspectivas con respecto al documento, unos alegaban que este documento abría las puertas para una mejor implementación del desarrollos sostenible, mientras otros se preguntaban dónde estaba la ambición y las acciones a tomar para un futuro más sostenible. Así cada quien se preocupaba por tirar el barco de su lado causando una fricción entre la conferencia en sí y la sociedad civil.
Como dijo El Salvador en esta conferencia” se ha luchado para evitar una hemorragia y ha tocado defender a capa y espada los principios acordados en 1992.” Al final con todo y el esfuerzo de Brasil de consolidar este documento, la gente seguía en un rincón del barco; sin dejar sus posiciones y mejorar la situación.
En esta conferencia dentro de cada grupo nadie estaba de mismo lado y debido a esta marcada división en vez de hundirse el barco, terminó por romperse. Unos felices, otros no tanto, esperan que este no sea el final sino que sea el principio para la reavivación del entusiasmo y ganas de luchar que había en 1992.
United by Frustration
By Nimisha Bastedo
Throughout the entire Rio process, it seemed as though divisions within and between the different sectors of civil society were too wide to bridge. Attempts to create a major group common statement continued to fail. The most radical youth clashed with those who pushed for smaller ‘victories’ within the same old framework. Sofia Garcia, organizing partner (OP) for the NGO major group, complained that a similar tension reigned in her domain.
Everyone seemed to be insisting so admittedly on upholding their own agenda, that reaching any form of consensus amongst civil society on how to move forward seemed a laughable dream. Deciding on a few overarching principles to put on our ‘Red Line’ banner took hours of debate even though we were only trying to juggle the opinions of a handful of youth. You can imagine how hard it would be to try and do the same with the 18,000 other members of civil society that roamed the halls of Rio Centro.
And yet, as this train-wreck of a conference came to a close, there was a growing platform for unity: frustration. In all of the Major Groups, there is disappointment in the outcome document. There is general disgust in the empty language and watered down commitments, and a sinking feeling that we have only moved backwards since 1992.
Youth are outraged because there is no mention of future generations. Indigenous groups fear the green economy promotes programs like REDD+, that lead to corporate capture of their traditional lands. The science and technology folks complain that their role isn’t embraced strongly enough in the text. Women are outraged that it doesn’t acknowledge reproductive rights. Yesterday, I overheard overheard someone saying that even the business and industry people are not happy (although I can’t imaging what they can complain about when they have governments basically eating out of the palm of their hands).
Discontent brought the people together. It united us to the extent that there was actually consensus on a speech that was meant to be given on behalf of all of the Major Groups at the closing session of Rio+20. Unfortunately, the governments had a more pressing agenda to follow. Two minutes was far too much time to waste listening to the voice of civil society, so the speech was not allowed.
Although the speech went unspoken, it still represented unprecedented cohesion amongst civil society. According to Kiara Worth, OP for the Major Group of Children and Youth, “never before have all the Major Groups rallied behind a statement with such vigour.”
The speech’s basic message was this: Rio+20 has failed to include the voice of the people. It has failed to place our children’s future above national and corporate self-interest. We reject the outcome, and in the face of government’s lack of ambition, we vow instead to move forward as People. (See full statement 2 posts down)
It is a shame that it takes a looming failure to find any sort of common ground on which civil society can stand. But when governments fail to listen to the 7 billion voices they supposedly represent, perhaps this unity in the People is the only place we can find hope.